El Espartano se vence así mismo |
El modelo tradicional de las tres etapas de la vida (formación, trabajo y jubilación) ha dejado de tener significado.
Para tener éxito en el nuevo mercado laboral, debemos desafiar las viejas creencias con las que nos han condicionado y cambiar la mentalidad del empleado a favor de una mentalidad emprendedora.
Nadie duda de que la sociedad está viviendo un profundo cambio de paradigma. Somos una generación de transición entre dos eras: la era industrial/analógica y la era digital/basada en el conocimiento. Por lo tanto, para sobrevivir y prosperar, no tenemos más remedio que reinventarnos y desafiar las viejas creencias y consignas con las que nos han condicionado. Si no hacemos eso, pronto estaremos obsoletos y fuera del mercado laboral.
Y es que el mundo para el que fuimos criados ha dejado de existir. Las reglas del juego económico y profesional han cambiado. Debido a que generalmente no creemos en nosotros mismos y somos intimidados por el miedo, todo lo que vemos es un reflejo de nuestras propias limitaciones mentales. Por el momento, sin embargo, hay un sinfín de oportunidades para reinventarte profesionalmente. El desafío es usarlos.
La selectividad… El viejo “sistema educativo”
El problema es que el sistema educativo industrial nos ha preparado para pasar la prueba de selectividad, pero no para desarrollar autoestima, confianza, inteligencia, talento y creatividad. Y por si fuera poco, a los 18 años, en plena juventud y completamente perdidos en el arte de vivir, nos dieron a elegir qué profesión estudiar. Al mismo tiempo, pensábamos que con la licenciatura tendríamos un trabajo seguro y estable para toda la vida.
Así entramos al mercado laboral, reactivos, desesperados por firmar un contrato indefinido con una empresa que nos sacará de la incertidumbre. Y de repente nos encontramos en un trabajo monótono, con un jefe al que llegamos a odiar, en una empresa en la que no suponíamos y deseando que todos los lunes fueran viernes.
Durante años nos ha definido un título universitario y el título de nuestro cargo. Principalmente, porque en general seguimos perdidos: no tenemos idea de quiénes somos ni para qué estamos. Por eso han triunfado tanto la Titulitis como el Credencialismo.
Cómo ser aceptado
Como no nos sentimos dignos de lo que realmente somos, necesitamos validaciones externas que demuestren nuestra valía como profesionales. De hecho, estas certificaciones son la máscara que usamos para tratar de cegar a los demás y ocultar nuestros verdaderos defectos.
Ahora pagamos fielmente nuestros impuestos en nombre del estado de bienestar, con la promesa de que cuando nos jubilemos, las agencias públicas cubrirán nuestras pensiones. Pero el estado está en bancarrota, totalmente endeudado. No importa cuántas promesas nos hagan los políticos, reducirán gradualmente la asistencia social, incluidas las prestaciones por desempleo.
8 Claves para sembrar abundancia en tu vida
Los parados saben muy bien que el CV está muerto. De momento lo único que nos puede abrir puertas es nuestro talento. Y lo único que nos puede dar seguridad es nuestra capacidad de agregar valor constantemente. Estudiar cuatro años para una licenciatura en las típicas instituciones educativas arcaicas y obsoletas ya no sirve de mucho.
Según estimaciones, más de la mitad de las profesiones comerciales desaparecerán en los próximos años. Las personas están siendo reemplazadas por máquinas y robots. Por mucho que lo intentemos, no podemos competir contra la automatización, la digitalización y la inteligencia artificial.
Nueva era… ya no es aceptación, es EMPRENDIMIENTO
Las nuevas tecnologías conducen a innovaciones y disrupciones que cambiarán radicalmente el mercado laboral. Ante este panorama, debemos maximizar nuestra humanidad e intentar dedicarnos a una profesión que requiere talento y creatividad. De lo contrario, será difícil para nosotros obtener un ingreso económico estable.
Es hora de que nos hagamos cargo de nuestro trabajo y de nuestra vida económica y aprendamos a hacernos cargo de nosotros mismos. Y esto se hace pensando fuera de la caja, aprendiendo por uno mismo e invirtiendo en formación práctica y específica. Eventualmente, nuestra recompensa será directamente proporcional a nuestro conocimiento. Por eso es importante volver a la universidad, pero esta vez para aprender las cosas realmente importantes de la vida.
Asumir nuestra verdadera responsabilidad
La era emergente redefine por completo nuestro concepto de trabajo. Necesitamos dejar de verlo como una forma simple de pagar las cuentas y comenzar a verlo como un llamado. No en vano hemos sido condicionados a dirigir nuestra existencia de acuerdo a nuestros propios intereses y a creer en nosotros mismos ante todo. De hecho, la principal razón por la que trabajamos es para ganar dinero. En muchos casos esa es la única motivación.
Hoy, sin embargo, debemos cambiar nuestro paradigma y orientar nuestra vida hacia el bien común. Nuestro verdadero objetivo no debe ser ganar dinero, sino crear riqueza, satisfacer necesidades, resolver problemas y, en última instancia, ayudar a mejorar la vida de otras personas. Ahí es cuando el dinero viene como resultado.
Por todas estas razones, necesitamos alejarnos de la mentalidad de cuello blanco (y de funcionario) para cultivar una actitud emprendedora. Es decir, dejar de esperar a que los demás nos digan lo que debemos hacer para opinar por nosotros mismos y desempolvar nuestra oxidada imaginación y creatividad. No somos la demanda, sino la oferta. Es importante saber qué tenemos para ofrecer y dar a conocer nuestra marca personal a las personas y empresas a las que podemos ayudar.
Eso no quiere decir que no podamos seguir desempeñando el papel de trabajadores o que tengamos que convertirnos en empresarios. Es fundamental que cambiemos de actitud y tomemos conciencia de que somos 100% co-creadores y corresponsables de nuestra realidad socioeconómica.
Lo más difícil es vencer el miedo al cambio de una vez por todas. Sin embargo, en este momento de la historia, lo más arriesgado que podemos hacer es evitar el riesgo y permanecer en nuestra zona de confort. Ha llegado el momento de saltar al vacío y emprender un viaje por el desierto.
¿Un valiente se atreve a dar el primer paso?
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