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Por lo general, si le preguntamos a alguien qué es la empatía, no sería raro que nos dijera “la capacidad de ponerse en el lugar del otro”. Y sí, pero no solo. Hay mucho más allá de eso.
“Soy muy empático” puede sonar a frase de perfil de Tinder o a cómo respondemos en una entrevista de trabajo cuando nos preguntan cuál es nuestro mayor error, o si sabemos trabajar en equipo. Pero aparte de una frase que nos queda bastante bien, ¿qué significa ser empático? ¿Implicar? puedes trabajar ¿Somos todos empáticos? Y sobre todo, ¿podemos llegar a ser uno?
De qué hablamos cuando hablamos de empatía
La empatía se define como "la capacidad de compartir los sentimientos o experiencias de otras personas y de imaginar cómo sería estar en la situación de esa persona". Por su parte, la RAE define la empatía como el “sentimiento de identificación con algo o alguien” o la “capacidad de identificarse con alguien y compartir los propios sentimientos”.
En general, la psicología entiende la empatía como la capacidad de reconocer, comprender y compartir los pensamientos y sentimientos de otras personas, pero también de personajes de ficción, por ejemplo. Una de las peculiaridades de la empatía es que no tenemos que estar de acuerdo con el punto de vista del otro para comprenderlo y apreciarlo.
De dónde viene la empatía
La empatía parece estar profundamente arraigada en nuestra evolución, ya que nos habría ayudado a cooperar, comprender y ser capaces de atender las necesidades más básicas de los bebés. Algunos estudios también señalan que la empatía puede tener una base genética.
De esta manera, la empatía podría ser en parte hereditaria. Pero la pregunta es, ¿podemos aumentar o disminuir nuestro nivel de empatía natural o heredado? Y la respuesta es sí.
Lo importante es darte la prioridad que te mereces
Cómo cultivar y trabajar la empatía
Cultivar la curiosidad acerca de otras personas (si son diferentes a nosotros, aún mejor)
La investigación ha encontrado que pasar tiempo con personas de las que sabemos menos y hacerles preguntas sobre ellos mismos cultiva la empatía. Además, interactuar con personas que vienen de otros mundos y contextos puede ser de gran ayuda.
Por otro lado, es importante cómo somos cuando estamos con otras personas. Trate de estar presente en la conversación y escuche activamente y haga preguntas.
Evalúe sus prejuicios
Todos tenemos prejuicios y es perfectamente normal. Son una forma en que nuestro cerebro clasifica las cosas para simplificar y comprender mejor el mundo que nos rodea. Sin embargo, estos sesgos pueden ser dañinos cuando no solo los usamos para recopilar información rápidamente de quienes nos rodean, sino que también los usamos injustamente contra otras personas, haciendo generalizaciones excesivas sin evidencia o análisis en profundidad.
Estos prejuicios parecen afectar nuestra capacidad de desarrollar empatía. Por lo tanto, tratar de evaluar nuestros prejuicios, analizar más profundamente la información que tenemos y desafiarla o probarla en relación con las personas contra las que tenemos prejuicios, puede ayudarnos a desarrollar empatía.
Leer mucho (aún mejor sin novelas)
La investigación encuentra que leer mucho aumenta nuestra inteligencia emocional y esto está directamente relacionado con la empatía. Leer periódicos, revistas, contenido en línea y no ficción que provienen de contextos muy diferentes te da acceso a personas y entornos muy diferentes.
La ficción es un lugar particularmente bueno para trabajar la empatía porque te lleva muy profundamente a la vida de muchos de los personajes. No únicamente eso, te ofrecen información sobre su forma de ver la vida, su contexto y la forma en que entienden la realidad de una manera muy profunda.
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